La brecha de género en el ámbito laboral es también una realidad en el emprendimiento. Así lo atestiguan los datos publicados por el Ministerio de Trabajo a fecha de 31 de diciembre de 2019, que refrendan que en Huelva el 64,3% de los empresarios autónomos son varones, una cifra que dista mucho del 35,7% que representa el colectivo femenino.
Tras un análisis de los datos divulgados por el Ministerio de Trabajo, la Asociación de Mujeres Empresarias de Huelva concluye que “hay una leve mejoría, pero queda mucho camino por delante para encontrar el equilibrio entre géneros”. En este sentido, el problema radica, según su presidenta, Bella Carballo, en la “notable ausencia de emprendimiento” en la provincia, situación que se extrapola, por consiguiente, al colectivo femenino.
El bajo número de personas que se embarcan en la compleja aventura de ser autónomos viene dado por la falta de ventajas fiscales dirigidas al citado colectivo. En este sentido, Carballo resalta algunos obstáculos como la ausencia de bonificaciones en aquellas actividades de carácter estacional, una ley de autónomos que es “débil” en cuanto al cobro del paro se refiere o el sistema de pensiones, que difiere del que goza un empleado de una empresa o del sector público.
En relación a la mujer emprendedora, la institución onubense remarca que hay dos cuestiones que “respaldan que el número de mujeres autónomas sea menor”. La primera de ellas reside en la precaución de la misma, pues “cuando ella emprende, es porque está segura de que el negocio saldrá a flote”, si bien el varón no sopesa en demasía los futuribles resultados que podría deparar para el futuro su nuevo negocio.
Por otro lado, Bella Carballo incide en que “la mujer se mueve más por aquello que le gusta y motiva”. Sin embargo, el hombre “es más práctico y emprende en un sector que puede no atraerle en un principio”.Tales interpretaciones se presumen como “respuestas” a los datos que evidencian el porcentaje de autónomos en Huelva por sector y género. Así, el sector donde la diferencia es más desmesurada es el de la construcción, donde el colectivo masculino integra la práctica totalidad de personas autónomas (96,1%). A su vez, la proporción de mujeres emprendedoras es también muy reducida en industria (24,1%) y agricultura (28,3%), aunque el porcentaje entre géneros se hace más parejo en el sector de los servicios, donde las mujeres representan un 42,3%.
Desde la Asociación de Mujeres Empresarias la solución para que la balanza se nivele pasa por la Administración Pública, quien debe fomentar habilidades como “el liderazgo” y marcarse propósitos que promuevan “la inclusión de la mujer en todos los sectores”, con objeto de evidenciar que “tienen que dedicarse a lo que ellas quieran y no a lo que la sociedad ha tratado de delimitar”. De este modo, Bella Carballo llama al colectivo femenino a la “necesaria” introducción en áreas como las ingenierías o las relacionadas con la tecnología, donde “actualmente el número de mujeres es muy reducido, pero muy necesario”.